LAMPUNAS Y CHONOS
“Saliendo,
pues, de la ciudad de Guayaquil para la mar en una marea o poco más, menguante,
se llega a la isla Lampuna, cuyo nombre corrompido llaman la Puna, cuyos indios
fueron belicosos mucho; comían carne humana; era bastantemente poblada. Produce
oro y mucha comida; toda su costa es abundantísima de pescado. Produce también
cantidad de sabandijas ponzoñosas, culebras, víboras y otros animales; por la
costa della, particular la que mira la tierra, se ven muchos caimanes; dista de
la tierra firme poco más de ocho leguas. Estos indios se comieron al primer
obispo que hobo en estos reynos, llamado Fray Vicente de Valverde, religioso de
nuestra sagrada Orden, con otros españoles; fue obispo de más tierra que ha
habido en el mundo, porque desde Panamá hasta Chile se prolongaba por mar y por
tierra su obispado. Era fama en aquella isla haber un tesoro riquísimo que los
indios tenían escondido; despachóle el Marqués Pizarro desde la ciudad de Los
Reyes con poca gente para que lo descubriese y sacase; los indios eran recién
conquistados; los cuales, recibiendo a nuestro obispo y a los que con él iban,
de paz, y sabiendo a lo que venían, los descuidaron, y descuidados dan en
ellos, mátanlos y cómenselos; por esto son afrentados de los indios comarcanos,
llamándoles perros Lampuna, come obispo. Estos indios son grandes marineros,
tienen balsas grandes de madera liviana, con las cuales navegan y se meten en
la mar a pescar muchas leguas; vienen a Guayaquil con ellas cargadas de
pescado, lizas, tollos, camarones, etc., y suben al desembarcadero que dejamos
dicho del rio de Guayaquil; cuando en este rio se encuentran estos indios con
los Chonos, se afrentan los unos a los otros; los Chonos dícenles; «¡ah!, perro
Lampuna, come obispo!» Los Lampunas: «¡ah!, perro Chono, cocotarro!»;
notándolos del vicio nefando; ésto vi y oí.”
Reginaldo
Lizárraga.
Descripción Colonial.
Descripción Colonial.