“Nietzsche extremó este escepticismo en un
escepticismo frente a la ciencia. La ciencia coincide, en efecto, con el
fanático en ser tan intolerante como él porque exige y da siempre
demostraciones. Nadie es tan intolerante como aquel que pretende demostrar que
lo que dice ha de ser la verdad. La ciencia es intolerante, según Nietzsche,
porque es un síntoma de debilidad, un producto tardío de la vida, un alejandrinismo,
un legado de esa decadencia que Sócrates, el inventor de la dialéctica, trajo a
un mundo en el que no existía aún la «incidencia de la demostración», sino que una
soberana autocerteza se limitaba a señalar y decir, sin demostración alguna. “
Hans George Gardamer