“La fascinación que
el futuro ejerce sobre el utopista no tiene nada que ver con la previsión
racional. Considerada bajo este aspecto, la violencia que el utopismo alimenta se
parece mucho al amor común de una metafísica evolucionista, de una filosofía
histérica de la historia, ansiosa de sacrificar el presente a los esplendores
del futuro e inconsciente de que su principio llevaría a sacrificar cada
período futuro particular en aras de otro posterior a él; e igualmente
inconsciente de la verdad trivial de que el futuro último del hombre –sea lo
que fuere lo que el destino le depara—no puede ser nada más esplendido que su
extinción final.”
Karl
Popper