“Mientras te escribo, el viento del sudeste imprime al Polynésien un
movimiento de cabeceo y balanceo combinados: es un movimiento temido incluso
por los mismo marinos y que se denomina «el golpe de cacerola». M. Bourge,
admirable hombre de mar, me dijo que podía considerarme muy afortunado por
haber visto el horrible y sublime espectáculo de la puesta de sol en el puerto
de Djibouti. Él ha pasado dieciocho veces por Djibouti, y sólo lo vio una vez;
me dijo que de todo lo que ha visto en el mar, es lo más bello. Sin embargo,
parece ser que la bahía de Sídney, si entramos en ella por la mañana, sólo va a
la zaga de la de Río de Janeiro.”
Marcel Schowb.