ZONAS
TÓRRIDAS
“A
los que afirman que de las cinco partes del mundo que llaman zonas no son
habitables más de las dos templadas, y que la del medio por su excesivo calor y
las dos de los cabos por el demasiado frío son inhabitables, y que de la una
zona habitable no se puede pasar a la otra habitable por el calor demasiado que
hay en medio, puedo afirmar, demás de lo que todos saben, que yo nací en la
tórrida zona, que es en el Cuzco, y me crié en ella hasta los veinte años, y he
estado en la otra zona templada de la otra parte del Trópico de Capricornio, a
la parte del sur, en los últimos términos de los Charcas, que son los Chichas,
y, para venir a esta otra templada de la parte del norte, donde escribo esto,
pasé por la tórrida zona y la atravesé toda y estuve tres días naturales debajo
de la línea equinoccial, donde dicen que pasa perpendicularmente, que es en el
cabo de Pasau, por todo lo cual digo que es habitable la tórrida también como
las templadas. De las zonas frías quisiera poder decir por vista de ojos como
de las otras tres. Remítome a los que saben de ellas más que yo. A los que
dicen que por su mucha frialdad son inhabitables, osaré decir, con los que
tienen lo contrario, que también son habitables como las demás, porque en buena
consideración no es de imaginar, cuanto más de creer, que partes tan grandes
del mundo las hiciese Dios inútiles, habiéndolo criado todo para que lo
habitasen los hombres, y que se engañan los antiguos en lo que dicen de las
zonas frías, también como se engañaron en lo que dijeron de la tórrida, que era
inhabitable por su mucho calor. Antes se debe creer que el Señor, como padre
sabio y poderoso, y la naturaleza, como madre universal y piadosa, hubiesen
remediado los inconvenientes de la frialdad con templanza de calor, como
remediaron el demasiado calor de la tórrida zona con tantas nieves, fuentes,
ríos y lagos como en el Perú se hallan, que la hacen templada de tanta variedad
de temples, unas que declinan a calor y a más calor, hasta llegar a regiones
tan bajas, y por ende tan calientes, que, por su mucho calor, son casi
inhabitables, como dijeron los antiguos de ella “
Inca
Garcilaso de la Vega.
Comentarios Reales.