“Así fue como hallamos alrededor de
media docena de cuevas cubiertas de pinturas encima de Ain Dua, aproximadamente
a la altura a la que debió de estar anteriormente el nivel del agua del lago.
Algunas figuras se encontraban en un estado excelente; no obstante, pudimos
comprobar enseguida que eran antiquísimas. Las figuras humanas están pintadas
con pigmento marrón oscuro, y los cabellos son de color amarillo rojizo. En la
mano llevan un arco corto, uno de cuyos extremos tiene un gancho; sobre el
hombro portan una aljaba sujeta a una correa blanca. Están adornadas con
cinturones blancos y lazos iguales en brazos y piernas y llevan en el pelo
plumas blancas. Los animales son exclusivamente bóvidos con cuatro formas distintas
de cuernos. Sólo en una gruta había una cebra o un onagro, y las figuras de dos
bóvidos raros de aquella raza ancestral, el Bos africanus, casi extinguida ya
en el Egipto de los faraones.”
Ladislaus Almasy.