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lunes, 23 de febrero de 2015

OTRA BALSA EN EL AQUERONTE




TOMAR ALIENTO


“Por lo demás (¿o más familiarmente «por otra parte»?), el italiano es lo que es, tampoco puedes deshacerte de golpe —de repente— de sus trampas y rémoras adverbiales, de sus «sin embargo» y de sus «al contario» que hacían bufar a mi amigo Talarico, de la maraña de iterationes y consecutiones con las que la raíz latina continúa (o prosigue, o sigue) imponiéndonos su exceso y su jactancia racionalista, su escaramuza de gerundios, subjuntivos, optativos, condicionales, que los ingleses, afortunados ellos, pueden englobar en ese pragmático recurso que les permite emplear el indicativo y el infinitivo, y eso no es todo, pensad en la ventaja de no tener que decidir continuamente si el adjetivo debe anteponerse al sustantivo o viceversa, es una batalla desigual, más o menos como utilizar una maza medieval contra alguien armado de espada y puñal, aunque la maza ofrece claramente ciertas ventajas en los casos en que haya que asestar un golpe definitivo, la verdad es que un italiano debería hablar, escribir y sobre todo recitar en verso o tal vez probar con el contragolpe como hicieron esencialmente todos nuestros subversivos, desde Maquiavelo a Aretino y Ruzante y, a su manera, Pirandello, y, en caso necesario, dar ese pasito más que te emancipa de los aprietos de la puntuación, porque, allí también, hay un grumo de vicio, de holgazanería, puede que de superstición, como en mi inexplicable simpatía por el número cinco, y es evidente que librarse de las comas y los puntos y comas no es la solución a todos los problemas ni siquiera es algo nuevo no lo ha sido nunca y está claro que no lo inventó Giuseppe Berto en El mal oscuro ni siquiera Beckett y hasta el mismo Joyce lo habrá reinventado siguiendo vete a saber qué rastro antiguo la cuestión es que ciertas recherches no pueden hacerse seriamente sin sacudirse de encima la tiranía de las cláusulas formales tanto es así que el viejo Croce sigue asegurándonos  que el contenido acabará por parir alguna forma propia por lo tanto un poco de ánimo qué diablos o si preferís «no es para tanto» como mucho habremos escrito alguna chorrada o alguna página sibilina procuremos pues pescar en el depósito y llena al menos las lagunas más importantes a lo sumo pogamos algún punto donde sea necesario para que el discurso no se vuelva del todo indescifrable o bien por otro motivo más simple para tomar aliento de vez en cuando.”


Vittorio Gassman. Un gran futuro a mis espaldas. Acantilado.