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miércoles, 26 de noviembre de 2014

Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA






PASA EL VIENTO


De aquel amor que nunca fuera mío
y sin embargo se tomó mi vida,
me queda esta nostalgia repetida
sin fin, cuando sollozo y cuando río.

A veces desde el fondo del estío,
llega la misma música entre oída
en el tiempo gozoso, la encendida
música que cayera en el vacío.

Y quiere asirla el corazón. Beberla
como un vaso de vino. Retenerla
para creer de nuevo en la dulzura.

Pero se escapa y huye con el viento,
y me deja tan sólo este lamento,
donde esconde su rostro la amargura.


Meira Delmar.

domingo, 23 de noviembre de 2014

Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA




HISTORIA DE UNA LÁGRIMA                      

             V


En vano busques: escucha. Formas de eternidad,
Los seres del silencio irán a consolarte.


Julia Uceda

viernes, 21 de noviembre de 2014

OTRA BALSA EN EL AQUERONTE






EL PEINE DE LA MEMORIA


        “Releo mis notas con sentimientos encontrados. El primero se refiere a la cantidad de experiencias que me han sido concedidas. Es un buen peso, un paquete que podría bastar para una existencia entera, si no fuera por la característica mecánica del dispositivo humano, que cuantos más años consume, más querría consumir. La vida humana tiene un largo rodaje y, cuando nos asomamos a la madurez, tenemos la impresión de que no estamos más que preparándonos para enfilar la recta de salida. ¿No será que Dios lo ha acertado todo menos la duración de la vida? El otro sentimiento es el de haber omitido una montaña de recuerdos, como si el peine de la memoria hubiese apenas realizado un cardado rudimentario entre los nudos más evidentes, dejándose los cabellos más finos, los que habrían dotado al retrato robot de sus rasgos determinantes. Quién sabe si el enfoque no debería haber sido más radicalmente instintivo, si la estructura ideal de una biografía no se encuentra a mitad de camino entre una especie de dictado automático a lo Breton y unos jocosos versos fesceninos de la memoria. Liberar las cosas del envoltorio de las palabras, las palabras de la esclavitud sintáctica o estilística; pasar de las repeticiones, por qué no utilizar hasta diez veces en una página las expresiones más adecuadas, las que mejor explican mis manías secretas y tal vez toda mi historia, ahí tienes, este «tal vez» que asoma tan frecuente y tentador, tal vez precisamente (también «precisamente», se entiende) porque todo parece opinable cuando se remueve el pasado o se especula sobre las posibilidades futuras (y sé muy bien que he utilizado demasiadas palabras extranjeras, pero qué más da, si tengo facilidad para los idiomas, ¿por qué ocultarlo?, además, ya se sabe que cada idioma tiene sus nuances intraducibles).”


Vittorio Gassman. Un gran futuro a mis espaldas. Acantilado.

lunes, 17 de noviembre de 2014

OBITER DICTUM





“Poca gente protestaría de la validez o utilidad del principio antrópico débil. Algunos, sin embargo, van mucho más allá y proponen una versión fuerte del principio. De acuerdo con esta nueva teoría, o hay muchos universos diferentes, o muchas regiones diferentes de un único universo, cada uno/a con su propia configuración inicial y, tal vez, con su propio conjunto de leyes de la ciencia. En la mayoría de estos universos, las condiciones no serían apropiadas para el desarrollo de organismos complicados; solamente en los pocos universos que son como el nuestro se desarrollarían seres inteligentes que se harían la siguiente pregunta: ¿por qué es el universo como lo vemos? La respuesta, entonces, es simple: si hubiese sido diferente, ¡nosotros no estaríamos aquí!”


Stephen W. Hawking.

sábado, 15 de noviembre de 2014

OBITER DICTUM







«Yo estaba en esa época de la vida en que se hacen amigos. En un vagón de tercera clase, volviendo de Toledo, me encontré charlando con un estudiante de la universidad que quería mejorar su inglés. Nos entendimos tan bien que seguimos tratándonos hasta su muerte. Pepe Robles tenía una lengua más afilada que las de mis amigos liberales interesados en la educación. Se reía de todo. Su conversación se parecía más a la desenfadada manera de escribir de Baroja.»


John Dos Passos.


miércoles, 12 de noviembre de 2014

OTRA BALSA EN EL AQUERONTE




UN HOMBRE SIN VICIOS


“Yo conocía a Harold desde sus primeros días como auxiliar forestal. Era sudafricano de nacimiento y un hombre con un físico esplendido, con hombros anchos y caderas estrechas, ojos de un azul escandinavo, y pelo por todas partes, como un gorila. Tras su llegada a Birmania se hallaba en la jungla como pato en el agua, y jamás le importó la soledad de aquella vida, de hecho, lo habitual es que prefiriera estar solo, incluso cuando se hallaba de permiso, aunque en otros momentos participaba en desenfrenadas fiestas y se entretenía a lo grande. Era un hombre sin vicios, aunque algunas de sus características casi podrían considerarse como tales. Una de ellas era hacer siempre una declaración más alta de su mano en el bridge o en el póquer, otra su desmesurada pasión por los crucigramas, y la tercera que era un bromista impenitente. Recuerdo que en un baile de gala en Maymyo introdujo unos sándwiches de sardina en los bolsos de todas las mujeres que estaban bailando, y tuvo el atrevimiento de compadecerse de varias chicas que los descubrieron al hacer una pausa para empolvarse la nariz después de acabar ese baile. Incluso iba por ahí diciendo: «Algún impresentable sinvergüenza debe de andar suelto». No obstante, cometió el error de meter uno en el bolso de mi mujer; ella reconoció enseguida su autoría y lo puso de manifiesto. En una ocasión similar soltó un enorme número de grillos reales, de los de tamaño más grande, en el cuarto de las damas y en la pista de baile. De golpe se echaron a volar y se posaron por todas partes, mostrando una particular querencia por buscar refugio para sus cuerpos sedosos en los pechos y por debajo de las espaldas de las chicas que llevaban los vestidos ligeros más escotados. Cundió el pánico y se perdió el decoro, mientras los acompañantes de las chicas trataban de ayudar, con dedos nerviosos, a localizar a los insectos más atrevidos y esforzados. Sin embargo, Harold no se quedó a contemplar los resultados de su tropelía, se había marchado para darse un solitario baño a la luz de la luna.”


J. H. Williams.
Bill de los elefantes.
Ediciones del viento.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA






MERIGGIARE PALIDO E ABSORTO

Meriggiare pallido e assorto
presso un rovente muro d' orto,
ascoltare tra i pruni e gli sterpi
schiocchi di merli, frusci di serpi.

Nelle crepe del suolo o su la veccia
spiar le file di rosse formiche
ch' ora si rompono ed ora s'intrecciano
a sommo di minuscole biche.

Osservare tra frondi il palpitare
lontano di scaglie di mare
mentre si levano tremuli scricchi
di cicale dai calvi picchi.

E andando nel sole che abbaglia
sentire con triste meraviglia
com'è tutta la vita e il suo travaglio
in questo seguitare una muraglia
che ha in cima cocci aguzzi di bottiglia.


Eugenio Montale.

sábado, 8 de noviembre de 2014

OTRA BALSA EN EL AQUERONTE






LA MENOS ESTIMADA

En aquel tiempo estudié con bastante método las literaturas francesa e italiana de los orígenes, pero la que más me atrajo fue la menos conocida, la menos estimada: la española. Ya, tiempo antes, había estudiado el hermoso castellano en una gramática íntima y había traducido algunas escenas del Mágico Prodigioso de Calderón, pero entonces tomé como guía los libros de Amador de los Ríos y de Ticknor, cogí los primitivos textos, del Fuero de Avila hasta los más viejos romances, fantaseé en torno al Mysterio de los Reyes Magos, me enamoré del Poema del Cid, me hice especialista en Fray Gonzalo de Berceo y me adentré en la sabrosa argucia del arcipreste de Hita. Y no me paré aquí: vi y leí en parte todos los volúmenes de la biblioteca Rivadeneyra; escudriñé manuscritos catalanes, castellanos y portugueses, aprendí casi a fondo el español antiguo; medité ediciones críticas; copié, no pudiendo comprarme los libros, obras enteras y finalmente —conclusión eterna y nueva derrota— decidí dejar a un lado la historia comparada de las literaturas romanas para hacer un perfecto manual de historia de la literatura española.

Giovanni Papini.
Un hombre acabado.
Ediciones Calamo.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

OBITER DICTUM





“Hay dos versiones del principio antrópico, la débil y la fuerte. El principio antrópico débil dice que en un universo que es grande o infinito en el espacio y/o en el tiempo, las condiciones necesarias para el desarrollo de vida inteligente se darán solamente en ciertas regiones que están limitadas en el tiempo y en el espacio. Los seres inteligentes de estas regiones no deben, por lo tanto, sorprenderse si observan que su localización en el universo satisface las condiciones necesarias para su existencia. Es algo parecido a una persona rica que vive en un entorno acaudalado sin ver ninguna pobreza.”


Stephen W. Hawking.

domingo, 2 de noviembre de 2014

OBITER DICTUM





Su Excelencia me examina unos instantes y avanza apausado, con lentitud ensayada y efectista; al llegar a mí me ofrece su diestra pulida y pequeña, y con una languidez al par amable y fatigada —el ademán de alguien que va cansándose de ser demasiado indulgente, demasiado bueno— me autoriza a sentarme. Obedezco. Yo ocupo un sillón. Su Excelencia se ha instalado a mi izquierda, en la sombra, sobre un diván. Su sitio es superior al mío; es un lugar "estratégico", desde el cual me observa y escruta mejor que yo a él, puesto que yo estoy en la luz; y un segundo vuelvo a acordarme de aquellos cancerberos que —según aseguran— desde las habitaciones y pasillos contiguos al salón apuntan con sus revólveres a los visitantes. Mas apenas pienso en ello, cuando la visión siniestra se va...


Eduardo Zamacois

sábado, 1 de noviembre de 2014

Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA





     GHETTO


Denso es el aire aquí. Y tibio. Lo respiro
entre casas que quiebran su fachada en el agua.
Un gato mansamente se me enreda en las piernas
y me retiene inmóvil delante de Yahveh.

María Victoria Atencia


ALLÁ EN LAS INDIAS




LOS CHAPAPOYAS



”Antes de llegar  a esta provincia de Caxamalca, sale un camino que también fue mandado hacer por los reyes Ingas, por el cual se iba a las provincias de los chachapoyas. Y pues en la comarca de ellas está poblada la ciudad de la Frontera, será necesario contar su fundación, de donde pasaré a tratar lo de Guánuco. Tengo entendido y sabido por muy cierto, que antes que los españoles ganasen ni entrasen en este reino del Perú, los Ingas señores naturales que fueron de él tuvieron grandes guerras y conquistas. Y los indios chachapoyanos fueron por ellos conquistados aunque primero por defender su libertad y vivir con tranquilidad y sosiego pelearon de tal manera, que se dice poder tanto que el Inga huyó feamente. Mas como la potencia de los Ingas fuese tanta, y los chachapoyas tuviesen pocos favores, hubieron de quedar por siervos del que quería ser de todos monarca. Y así después que tuvieron sobre sí el mando real del Inga, fueron muchos al Cuzco por su mandado, adonde les dio tierras para labrar, y lugares para casas, no muy lejos de un collado que está pegado a la ciudad llamada Carmenga. Y porque del todo no estaban pacíficas las provincias de la serranía confinantes a los chachapoyas, los Ingas mandaron con ellos y con algunos orejones del Cuzco hacer frontera y guarnición, para tenerlo todo seguro. Y por esta causa tenían gran proveimiento de armas de todas las que ellos usan, para estar apercibidos a lo que sucediese. Son estos indios naturales de las chachapoyas los más blancos y agraciados de todos cuantos yo he visto en las Indias que he andado, y sus mujeres fueron tan hermosas, que por sólo su gentileza muchas de ellas merecieron serlo de los Ingas, y ser llevadas a los templos del Sol. Y así vemos hoy día que las indias que han quedado de este linaje son en extremo hermosas, porque son blancas y muchas muy dispuestas. Andan vestidas ellas y sus maridos con ropa de lana, y por las cabezas usan ponerse sus llautos, que son la señal que traen para ser conocidos en toda parte. Después que fueron sujetados por los Ingas, tomaron de ellos leyes y costumbres con que vivían, y adoraban al sol, y a otros dioses, como los demás y allí debían hablar con el demonio, y enterrar sus difuntos como ellos, y les imitaban en otras costumbres.”


Pedro de Cieza de León. Crónica del Perú.