PRENSA JUDÍA
“Es natural que también para nosotros los nacionalsocialistas,
resulte difícil en nuestras propias filas, proclamar a Inglaterra como un
posible aliado de Alemania en el futuro. La prensa judía, en nuestro país, supo
concentrar siempre la animadversión sobre Inglaterra y más de un buen ingenuo
alemán cayó en el ardid judío. La cháchara de esta prensa giraba en torno de un
supuesto resurgimiento de nuestro poderío marítimo, protestaba contra el robo
de nuestras colonias y no omitía recomendar la necesidad de reconquistarlas.
Con todo esto no hacía otra cosa que suministrar el material que luego el judío
bellaco se encargaba de remitir a sus compinches en Inglaterra, con fines de
práctico aprovechamiento, en su propaganda germanófoba. Que hoy no estamos para
luchar por poderíos marítimos ni cosas parecidas, es una persuasión que ya debe
ir infiltrándose en las huecas cabezas de nuestros políticos burgueses.
Orientar en este sentido las fuerzas de la nación sin tener asegurada
previamente nuestra posición en Europa, constituyó, ya antes de la guerra, una
locura. En la actualidad, una idea semejante se cuenta entre aquellas torpezas
que, políticamente consideradas, merecen calificarse con la palabra crimen.
Cuántas veces podrá llegarse al límite de la desesperación, viendo
cómo los instigadores judíos sabían entretener a nuestro pueblo con motivos hoy
por hoy completamente secundarios; promoviendo demostraciones y protestas
mientras, en aquellos mismos días, Francia desgarraba el tronco alemán pedazo a
pedazo, despojándonos sistemáticamente de los fundamentos de nuestra autonomía.
Aquí debo mencionar particularmente un tema del cual el judío sabía
servirse en aquellos años con extraordinaria habilidad: la cuestión del Tirol
sur.
¡Sí, la cuestión del Tirol!
Quisiera subrayar que yo, personalmente, me cuento entre aquellos
que desde agosto de 1914 a
noviembre de 1918 --cuando se definía la suerte de Alemania y, con ella, la
suerte del Tirol sur-- actuaron allí donde, realmente, tuvo lugar la defensa de
este territorio: en el ejército. Yo también había combatido en aquellos años,
no para que este territorio fuese, como los otros del suelo alemán, nuestro.
No cabe dudar de que la reintegración de territorios perdidos no se
realiza por la sola virtud de invocaciones solemnes al Todopoderoso o por
esperanzas piadosas en la justicia de una liga de naciones, sino únicamente con
las armas.
Si Alemania quiere poner fin al peligro de exterminio que la
amenaza en Europa, deberá tener cuidado de no reincidir en los errores de la
anteguerra, haciéndose enemiga del mundo entero.
Fue la fantástica concepción de una alianza nibelunguesca con el
cadavérico Estado de los Habsburgo, la que precipitó a Alemania a la ruina.
Dejarse llevar de sentimentalismos, frente a las posibilidades de nuestra
actual política exterior, será el mejor medio de impedir para siempre el
resurgimiento alemán.“
Adolf Hitler. Mi lucha.