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lunes, 30 de diciembre de 2013

ALLÁ EN LAS INDIAS







De los trabajos que pasó don Diego de Almagro y su gente en el descubrimiento de Chili

Grandes trabajos pasó don Diego de Almagro y su gente la jornada de Chili, así de hambre y sed, como de reencuentros que tuvieron con los indios de muy crescidos cuerpos, que en algunas partes había muy grandes flecheros y que andaban vestidos con cueros de lobos marinos; y sobre todo, les hizo gran daño el demasiado frío que pasaron en el camino, así del aire tan helado como después al pasar de unas sierras nevadas, donde acaesció a un capitán que iba tras don Diego de Almagro, llamado Ruy Díaz, quedársele muchas personas y caballos helados, sin que bastasen ningunos vestidos y armas a resistir la demasiada frialdad del aire, que los penetraba y helaba. Y era grande la frialdad de la tierra, que cuando dende a cinco meses don Diego volvió al Cuzco halló en muchas partes algunos de los que murieron a la ida en pié arrimados a algunas peñas, helados, con los caballos de rienda también helados, y tan frescos y sin corrupción como si entonces acabaran de morir; y así, fue gran parte de la sustentación de la gente que venía los caballos que topaban helados en el camino y los comían. Y en todos estos despoblados donde no había nieve, era grande la falta de agua, la cual suplieron con llevar cueros de ovejas llenos de agua; de tal manera, que cada oveja viva llevaba a cuestas el cuero de otra muerta, con agua; porque, entre otras propiedades que tienen estas ovejas del Perú, es una de llevar dos y tres arrobas de carga, como camellos, con quien tienen mucha semejanza en el talle, si no les faltase la jiba de los camellos; y también las han impuesto los españoles en que lleven una persona cabalgando cuatro o cinco leguas en un día y cuando se sienten cansadas y se echan en el suelo ningún medio basta para levantarlas, aunque las hieran y ayuden, sino es quitándoles la carga; y cuando llevan alguno cabalgando, si se cansan y las apremian a andar, vuelven la cabeza al que va encima y le rucian con una cosa de muy mal olor, que paresce ser de lo que traen en el buche. Es animal de gran fruto y provecho porque tiene finísima lana, especialmente las que llaman pacos, que tienen las vedijas largas; son de poco mantenimiento, especialmente las que trabajan, y comen maíz, que se pasan cuatro y cinco días sin beber. La carne dellas es tan sabrosa y sana como los carneros muy gordos de Castilla. Y destas hay ya por toda la tierra carnicerías públicas, porque a los principios no eran menester, sino que, como cada español tenía ganado propio, en matando una oveja enviaban los vecinos por lo que habían menester a su casa, y así se proveían a veces. En cierta parte de Chili, en unos campos rasos, hay avestruces que para las matar se ponían los de caballo en postas, corriendo tras ellas los unos hasta donde estaban los otros, porque de otra manera no las podía alcanzar un caballo, según vuelan a pié, saltando a trancos, casi sin levantar del suelo. También hay por aquella costa muchos ríos que corren de día, y de noche no traen gota de agua; lo cual causa gran admiración a los que no entienden que aquello procede de que se derrite de día la nieve de las sierras con el calor del sol, y entonces corre el agua, lo cual de noche, con la frialdad, se reprime y no corre.



Agustín de Zárate. 
Historia del descubrimiento y conquista del Perú.