No creo que ni en la
vida ni en la literatura el puritanismo sea una virtud. La propia expiación,
sí. Y también el amor propio, si es tan altivo y humilde, exigente y resignado,
rebelde y conformista, tan lleno de temor y de asombro como debe ser el amor
hacia los demás. Aquel que no se ama a sí mismo no sabe amar bien; y aquel que
no se odia a sí mismo no sabe odiar bien; y el odio al mal es tan necesario
como el amor, si queremos que el mundo no llegue a un punto muerto. La
tolerancia es una virtud adquirida; la indiferencia, un vicio natural.
Arthur Koestler.