“He aquí lo
más vago: Dios.
Sólo la idea de Él es más vaga que Él
mismo.
...Y esa vaguedad fue desde siempre el más
desgarrador tormento del hombre. La muerte no introduce precisión alguna en
ella, sino sólo en el individuo. Y es que por el hecho de morir no conocemos a
Dios más de cerca, porque nos extinguimos con todas las carencias de nuestro
ser y nos enteramos de lo que no somos o lo que habríamos podido ser. Y así, la
muerte nos ha descargado por última vez del peso del conocimiento.
E. M. Cioran