EL TIMÓN ENTRE DESERTORES
«Lo mismo el liberalismo
progresista que el socialismo de Marx, suponen que lo deseado por ellos como
futuro óptimo se realizara inexorablemente, con necesidad pareja a la
astronómica. Protegidos ante su propia conciencia por esa idea, soltaron el
gobernalle de la historia, dejaron de estar alerta, perdieron la agilidad y la
eficacia. Así, la vida se les escapó de entre las manos, se hizo por completo
insumisa, y hoy anda suelta sin rumbo conocido. Bajo su máscara de generoso
futurismo, el progresista no se preocupa del futuro: convencido de que no tiene
sorpresas ni secretos, peripecias ni innovaciones esenciales; seguro de que ya
el mundo irá en vía recta, sin desvíos ni retrocesos, retrae su inquietud del
porvenir y se instala en un definitivo presente. No podrá extrañar que hoy el
mundo parezca vaciado de proyectos, anticipaciones e ideales. Nadie se preocupó
de prevenirlos. Tal ha sido la deserción de las minorías directoras, que se
halla siempre al reverso de la rebelión de las masas. »
José
Ortega y Gasset.
La
rebelión de las masas.
Editorial
Espasa-Calpe.