«Esa versión había sido lanzada en su origen por
Fray Bartolomé de las Casas en su Brevísima Relación de la Destrucción de las
Indias (1552). Las Casas escribió apasionadamente, como testigo y actor
(arrepentido) de la crueldad y codicia de los conquistadores y colonizadores
españoles. Ahora los descendientes y herederos de los privilegios de aquellos
mismos conquistadores y colonizadores, llegaron en la pasión de la guerra a
convencerse de que eran más bien descendientes de los indios asesinados y
esclavizados (cuyos verdaderos herederos seguían y seguirían siendo esclavos) y
que la guerra era de liberación contra un invasor y ocupante extranjero; que el
destino había hecho a la generación de 1810 vengadora de Cuauhtémoc y
Atahualpa. »
Carlos Rangel.