LA SONRISA
Vale
tan poco una sonrisa
que
darla cuesta nada y sí
negarla,
mucho. Una sonrisa,
una
sonrisa inmerecida, no tiene
precio
ni en el cielo ni en la tierra.
Una
sonrisa gratuita, pura
como
la luz sin la que no podría
vivir,
sólo se paga con la muerte.
Ernesto
Mejía Sánchez.