“Pero mientras que la vieja como la nueva secesión de Berlín siguieron
siendo una oposición leal, el expresionismo contenía los elementos de un
movimiento contracultural. Al principio, los expresionistas también se
dedicaban mucho más claramente a impugnar el tradicionalismo alemán asfixiante
que a articular una nueva estética. Como proclamaba Rudolf Kurtz en el primer
número de Der Sturm (3 de marzo de 1910), los jóvenes rebeldes se proponían
denunciar la solemnidad, la autosatisfacción y la falsedad aplastante de la sociedad
imperial. Se rebelaban contra los padres, los profesores, los oficiales y los
gobernadores, al mismo tiempo se identificaban con los indigentes, las
prostitutas, los psicópatas, los jóvenes y las mujeres.”
Arno J. Mayer