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sábado, 30 de noviembre de 2019

OBITER DICTUM

 




«Los viajes a la capital nos enseñaron nuevos aspectos de la vida soviética. La suntuosidad de las estaciones del Metro, que recuerdan templos o palacios orientales, contrastaba con el pobre aspecto de la gente. Sólo los militares iban bien vestidos e indirectamente el ejército proporcionaba ropa a la mayoría de la población masculina, pues eran muchos los civiles que usaban prendas de las que los militares daban de baja periódicamente y luego revendían en los mercados. La proximidad del verano había arrinconado los deformes abrigos guateados y ya podía distinguirse a los hombres de las mujeres. Estas, sin embargo, no habían ganado gran cosa. Sin el menor arreglo usaban vestidos de telas baratas mal teñidas y peor cortadas y llevaban zapatos usados y sucios. Nada como el aspecto de las mujeres reflejaba las dificultades y privaciones con que tropezaba la población.»


Manuel Tagüeña.