Entrar en una comunidad pluralista es,
a la vez, un adquirir y un conceder. Los extranjeros que no están dispuestos a
conceder nada a cambio de lo que obtienen, que se proponen permanecer como
«extraños» a la comunidad en la que entran hasta el punto de negar, al menos en
parte, sus principios mismos, son extranjeros que inevitablemente suscitan
reacciones de rechazo, de miedo y de hostilidad. El dicho inglés es que la
comida gratis no existe. ¿Debe y puede existir una ciudadanía gratuita,
concedida a cambio de nada? Desde mi punto de vista, no. El ciudadano «contra»,
el contraciudadano es inaceptable.
Giovanni
Sartori.