“Amé a primera vista la tierra
soviética y comprendí que de ella salía no sólo una lección moral para todos
los rincones de la existencia humana, una equiparación de las posibilidades y
un avance creciente en el hacer y el repartir, sino que también interpreté que
desde aquel continente estepario, con tanta pureza natural, iba a producirse un
gran vuelo. La humanidad entera sabe que allí se está elaborando la gigantesca verdad
y hay en el mundo una intensidad atónita esperando lo que va a suceder. Algunos
esperan con terror, otros simplemente esperan, otros creen presentir lo que
vendrá.”