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viernes, 15 de diciembre de 2023

Y EL ÓBOLO BAJO LA LENGUA

 



STRAUSS


Ella no me llama Strauss.

De hecho, jamás me llamó Strauss.

Tampoco a tí te llama Strauss.

Pero Strauss vive porque se resiste

a emigrar de nuestras noches heladas.


Ha dejado de inventar nuestras risas

aunque las alimenta cuando lo desea.

Ha dejado de acariciarnos las ideas

aunque continúa peinando nuestras dudas.

Ha dejado de reprender nuestros excesos

pero siento su cálida mano muy cerca.

Ha dejado de alimentar nuestro mundo

aunque lo llena con sus besos de madre.


Ya no puede regalarnos

otra vida pero nosotros le debemos la que os cuento.


Algunos hablarían de castigo

pero yo de suerte y de magia

porque cuando mi alma triste

se desvanece en el vino de sus meigas

y regresa furtiva a las nubes de su tiempo,

se restablece su dulce y maternal reino.


Adelina Aller.