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domingo, 6 de octubre de 2024

OBITER DICTUM




«El fuego se volvió más intenso y nos obligó a echarnos cuerpo a tierra. Tratamos de sacarles de su error agitando nuestros cascos y pañuelos, pero fue inútil. No teníamos cobertura cerca, y las balas de fusil caían en la hierba a pocos centímetros. Pegamos nuestros cuerpos contra el suelo y nos resignamos a ser acribillados por nuestra propia gente, por segunda vez en el curso de unas pocas horas. Los segundos parecieron una eternidad; y podía oír a mis hombres refunfuñar cuando las balas pasaban silbando sobre nosotros. Rezamos para que llegase la oscuridad ya que su amparo nos ofrecía nuestra única oportunidad de salvación.»



Erwin Rommel.


miércoles, 2 de octubre de 2024

OTRA BALSA EN EL AQUERONTE


 

EL PEZ ARISTOCRÁTICO EN EL AGUA

«En la corte de Bonaparte se sentía como pez en el agua, y el general revolucionario aprendía de él los grandes nombres y las costumbres aristocráticas del Antiguo Régimen con el fin de hacerlos revivir y de darle, en la medida de lo posible, un aire de antigüedad a su nueva dinastía. Puesto que había adquirido la habilidad de tratar con gente poderosa, monsieur de Talleyrand era el hombre que podía serle más útil a Bonaparte. El rostro imperturbable, un silencio de hierro, la insolencia bien combinada con una cortesía imponente, todo estaba perfectamente calculado para someter a los que hacían más de la mitad del trabajo. El origen ilustre de monsieur de Talleyrand y sus nobles modales persuadían a los embajadores de que trataban con un gobierno decente, y el espíritu revolucionario, así revestido bajo las formas más civilizadas, conservaba todo su temible poder. Estos miramientos dejaron de ser necesarios cuando la fuerza lo conquistó todo, pero Bonaparte continuó tendiendo sus garras con cierta dulzura.»


Madame de Staël.

Diez años de destierro.

Penguin Clásicos.